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Etiqueta: vendedor

El buen vendedor

El buen vendedor

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Un individuo se presenta en unos grandes almacenes para buscar trabajo de vendedor.
– ¿Es usted buen vendedor?
– De primera
– Tendré que hacerle previamente unas pruebas
– Lo que usted considere
– De momento lo pondré en la sección de ferretería.
Al tío lo pasan a la sección de ferretería. Al día siguiente todo vendido incluidos los mostradores y la caja registradora.
– Usted se ha pasado un poco ¿eh?
– Si es que cuando me pongo a vender me animo ¿sabe?
– Ahora lo pondré en la sección de sastrería, si me vende este traje queda usted admitido.
La chaqueta era verde, con las mangas amarillas, el pantalón rojo con lunares negros. Al día siguiente el traje vendido.

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El loro

El loro

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Este era una vez un hombre que quería comprar un loro. Entra a una tienda de animales y ve a tres loros; el primer loro cantaba karaoke y pregunta:
loro-¿Cuánto cuesta este loro?
El vendedor le responde:
-20.000 euros.
El señor pregunta por el siguiente loro que cantaba operas.
-¿Cuánto cuesta este otro loro?
El vendedor le responde:
-30.000 euros.
Luego el comprador pregunta por el último de los loros que estaba mal vestido y despeinado-¿Y cuánto cuesta éste?
El vendedor le responde:
-100.000 euros.
El comprador le pregunta:
-¿Por qué este es tan caro?

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En voz bajita

En voz bajita

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Un vendedor toca el timbre de la casa y le responde un niño con voz muy bajita:
gateando-¿Si?
-¿Está tu mamá?
-Sí…- Responde susurrando.
-¿Puedo hablar con ella?
-Está ocupada- dice el niño en el mismo tono de voz.
-¿Está tu papá?
-Si -(con voz baja).
-¿Puedo hablar con él?
-Está ocupado -(con voz baja).
-Bueno está bien…, ¿Hay alguien más allí?

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Coche de lujo

Coche de lujo

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Una mujer entra en una agencia de coches de lujo.

Ve un automóvil que le parece perfecto y se acerca a inspeccionarlo. Al agacharse para tocar el interior, sin querer se le escapa un sonoro pedo.
Preocupada, se gira nerviosa para ver si alguien se dio cuenta, confiando en que no hubiera nadie.
Pero se encuentra con que allí, a su lado, está parado un vendedor.
– «Buenos días, Señorita. ¿En qué le puedo ayudar»?
Muy incómoda, porque era obvio que el vendedor había tenido que oir el pedo, le pregunta, disimulando:
– «Señor, qué cuesta este precioso automóvil?»
Y el vendedor, con una media sonrisa, le responde:
– «Señorita, si se tiró un pedo al tocarlo, ¡se va a cagar cuando le diga el precio!»
(Gracias Mercedes Gómez)

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Talla 36

Talla 36

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Juan Aguirre (Juancho para sus amigos) era una persona de mucho éxito en su carrera, no tenía problemas económicos y era muy querido por sus amigos.

Sin embargo, con el tiempo empezó a sufrir fuertes dolores de cabeza; ligeros al principio, pero que fueron aumentando de intensidad hasta llegar a ser insoportables. Cuando su salud, su trabajo y su vida amorosa empezaron a ser afectados por este problema, Juancho decidió consultar con un médico.
El especialista lo examinó, realizó varios análisis, le tomó radiografías,muestras de sangre, de heces, de orina, y por fin le dijo: -Le tengo una noticia buena y una mala. La buena es que puedo curarle sus dolores de cabeza. La mala es que para hacerlo tendré que castrarlo. Usted sufre una rara condición en la que sus testículos oprimen la base de su columna vertebral, y eso es lo que le causa dolores de cabeza.
La única manera de remediarlo es extirpar sus testículos. Juancho quedó sorprendido y deprimido, pero sus jaquecas empeoraban día con día, y preso de la desesperación decidió someterse a la operación. Al salir del hospital, el dolor de cabeza había desaparecido por completo, pero se sentía abatido y desanimado, como si le faltara una parte de sí mismo (obviamente).
Caminando por un parque, se puso a reflexionar, y decidió que, puesto que se sentía como una nueva persona, empezaría su vida de nuevo, disfrutándola a cada momento.
Animado, pasó frente a una sastrería.
-Eso es lo que necesito, Se dijo a sí mismo.
– Para empezar, un traje nuevo.
Así que entró en la tienda y le dijo al vendedor que necesitaba un traje de nuevo.
El vendedor lo observó por un momento y dijo: -Muy bien, talla 44.
-¡Exacto! ¿Cómo lo supo?.
-Es mi trabajo -repuso el vendedor.
Juancho se probó el traje, y le quedó perfectamente.
Mientras se observaba en el espejo, el vendedor le dijo: - ¿Qué le parece una camisa nueva?
Juancho lo pensó por un momento, y respondió: -Pues, ¿por qué no?
-Veamos, has de ser un 34 de mangas y dieciséis de cuello.
-¿Cómo lo supo?.
– Es mi trabajo – repitió el vendedor.
Juancho se probó la camisa, que le quedó a la perfección.
Mientras se veía en el espejo, el vendedor le dijo: -Y qué tal unos zapatos nuevos.
Juancho estaba cada vez más animado.
-Por supuesto -Dijo.
El vendedor echó un vistazo a los pies de Juancho.
-Has de calzar mas o menos un nueve y medio.
Juancho estaba asombrado. -¡Exacto! ¿Cómo lo supo?.
-Te estoy diciendo que es mi trabajo -respondió el vendedor.
Mientras Juancho admiraba sus zapatos nuevos, el vendedor le preguntó: -Qué le parece si ya que estamos en esto de una vez le vendo unos calzoncillos importados que están de lujo?
Juancho lo pensó por un segundo, pensó en la operación que acababa de sufrir, y dijo:
-Está bien. -
Muy bien, debes ser calzoncillo de talla treinta y seis;
Juancho se rió:
– No, mi amigo, se equivoca. He usado talla treinta y cuatro desde los dieciocho años.
El vendedor negó con la cabeza:
-No es posible que uses treinta y cuatro. El calzoncillo estaría demasiado apretado y te presionaría los huevos contra la base de la columna y traerías todo el día un maldito dolor de cabeza!.
(Gracias Manuel)