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Etiqueta: mamá

Mi cerebro

Mi cerebro

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Un niño de 3 años examinaba sus testículos cuando tomaba el baño.

«Mamá», preguntó, «Es ésto mi cerebro?»
«Todavía no», respondió ella.
(Gracias Picche)

Madres…

Madres…

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Todo lo que siempre necesité saber,
lo aprendí de mi «MAMA» :

1. Mi mamá me enseñó a APRECIAR UN TRABAJO BIEN HECHO :
«Si se van a matar, háganlo afuera. Acabo de terminar de limpiar!!!»

2. Mi mamá me enseñó RELIGIÓN :
«Mejor reza para que salga la mancha de esta alfombra»

3. Mi mamá me enseño LÓGICA :
«Porque yo lo digo, por eso… y punto»

4. Mi mamá me enseño PREDICCIONES :
«Asegurate de que estás usando ropa interior limpia y sin agujero por  si tienes un accidente»

5. Mi mamá me enseñó IRONÍA :
«Sigue llorando y yo te voy a dar una razón verdadera para  que  llores»

6. Mi mamá me enseñó a ser AHORRATIVO :
«Guarda las lágrimas para cuando yo me muera»

7. Mi mamá me enseñó ÓSMOSIS :
«Cierra la boca y come»

8. Mi mamá me enseñó CONTORSIONISMO :
«Mira la mugre que tienes en la nuca»

9. Mi mamá me enseñó FUERZA DE VOLUNTAD :
«Te vas a quedar sentado hasta que termines la espinaca»

10. Mi mamá me enseñó METEOROLOGÍA :
«Parece que un huracán pasó por tu cuarto»

11. Mi mamá me enseñó PARADOJAS :
«Te dije un millón de veces que no seas exagerado»

12. Mi mamá me enseñó MODIFICACIONES DE PATRONES DE   COMPORTAMIENTO:
«Deja de actuar como tu padre»

13. Mi mamá me enseñó ENVIDIA Y MATEMÁTICAS:
«Hay millones de chicos menos afortunados en este mundo que no todos  tienen  padres  tan maravillosos como tú »

14. Mi mamá me enseñó habilidades como VENTRILOQUÍA:
«No me rezongues, calláte y contestame: ¿Por qué lo hiciste?»

15. Mi mamá me enseñó técnicas de ODONTOLOGÍA:
«Me volvés a contestar así y te voy a
estampar los dientes en la pared”

16. Mi mamá me enseñó RECTITUD:
«Te voy a enderezar de una patada en el culo.

GRACIAS MAMI !!!!!

¿Quien es tu mamá?

¿Quien es tu mamá?

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Quién es tú mamá ?

– Mamá es esa señora que lleva en el bolso un pañuelo con mis mocos, un paquete de toallitas, un chupete y un pañal de emergencia.

– Mamá es ese cohete tan rápido que va por casa disparado y que está en todas partes al mismo tiempo.

-Mamá es esa malabarista que pone lavadoras con el abrigo puesto mientras le abre la puerta al gato con la otra, sosteniendo el correo con la barbilla y apartándome del cubo de basura con el pie.

-Mamá es esa maga que puede hacer desaparecer lágrimas con un beso

-Mamá es esa forzuda capaz de coger en un solo brazo mis 15 kilos mientras con el otro entra el carro lleno de compra

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El hombre de mi vida me ha dejado

El hombre de mi vida me ha dejado

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Después de treinta años de desvelos, de darlo todo por él, de esperarlo despierta cuando salía con los amigotes, se ha ido de casa. Y no es que se haya ido con otra, que eso lo entendería. ¡No! encima tiene la poca vergüenza de decirme:

Mamá, es que necesito espacio. Ya soy mayor.
– Mayor! Pero ¡¡ ¿dónde va esa criatura con 30 añitos?!!
Ahora, que yo se lo he dicho, eh?
– Parece mentira, dejarme tan pronto, hay que ser mal hijo…
Y me dice:
Pues Jesucristo se fue de casa con 30
– ¡Y mira cómo acabó! ¡No llegó a los 34!
En fin… Ya lo voy llevando mejor… Pero el día que se fué, yo creí que me daba algo. El niño allí, recogiendo sus cositas. Cuatro chorradas, porque… ¿Qué se va a llevar el pobre, si no tiene nada suyo? Pues todo lo nuestro.
Pero fui yo la que se lo dije:
– Anda, tonto, llévate la tele pequeñita… y la minicadena… y el DVD…y ¡la lavadora!
Pero es más bueno! Ahí ya me dijo:
No, mamá, la lavadora, no… que no tengo ascensor. Ya me la traes tú cuando vengas a verme
Mi niño! Menos mal que no tengo tiempo de pensar en él, porque estoy todo el día ocupadísima haciendo croquetas para mandárselas. Que si no, se pasa la vida llamando a Telepizza. Y cuando estoy liada en la cocina, mi marido viene por detrás, como un niño chico, a robarme las croquetas. Y yo:
– ¡Deja eso ahora mismo! ¡Que son para el niño!
– ¿Y yo qué ceno?
– ¡Pues yo qué sé! ¡Llama a Telepizza!
Pero luego me da pena, el pobre… que, al final, siempre le digo:
– Andaaa… déjalo… Ya llamo yo: ¿margarita o cuatro quesos?
Me he comprado un móvil, que puedo hablar con el niño el tiempo que quiera por cinco euros. Eso sí, sólo podemos hablar de ocho a diez, como en la cárcel…
Pero, a veces, no aguanto más y lo llamo fuera de horario, a escondidas de mi marido. Que parece que tengo un amante:
– Cariño, te tengo que dejar, que ha llegado papá
Y cuando mi marido me pilla:
– ¡Ha llamado él, ha llamado él! Venga, rey, anda, no seas bobo… ya te llamo yo luego…
Huy…qué mimoso está… Éste en dos días está aquí, ¿eh Manolo?
Pero, por fin, cuando dan las ocho, y ya puedes hablar con él, libremente, de todas vuestras cosas…
– Hola lechoncito, soy mamá… ¿Qué tal el día?
– Bah…
– ¿Qué haces?
– Pssss…
– ¿Has cenado ya?
– Pschá…
– Bueno, no tienes ganas de hablar, ¿no?
– Bah…
– Bueno, pues adiós. ¡Manolo, el niño me ha colgado el teléfono!
Y mi marido:
– Cariño, es que te pones muy pesada…
– ¡Ahhhh! ¿Pesada yo? ¡Pesada tu madre, que hay que ir todos los años a ponerle flores!
Al principio no te atreves a tocar nada de su habitación, porque tienes la esperanza de que tu hijo se dé cuenta de que no puede vivir sin ti y vuelva. Pero la semana pasada… abrí los ojos, le llamo, y me sale una voz de mujer:
– ¿Diga??
Y colgué inmediatamente. Volví a marcar… y ya me sale el niño. Y le digo:
– Oye, ¿quién era ésa?
Y él:
– Una amiga
– ¡Ay, menos mal! Creí que era otra madre… Bueno, ¿y qué estáis haciendo?
– Pues nada, comiendo…
– ¡Ah, muy bonito! ¡Yo todo el día encerrada en la cocina para que venga una guarra cualquiera a comerse mis croquetas!
– No, si ella no come, no le gustan…
– Ah, ¿no le gustan? Mírala, qué fina…
Ahí me enfadé tanto que decidí hacerle caso a mi marido y convertir la habitación del niño en el cuarto de la plancha. Y me pongo allí a organizar el altillo…sus libros, sus tebeos, sus revistas … Y de pronto, me dije: ‘¿A ver si las va a necesitar?’ Claro, porque cualquier pretexto es bueno para ir a ver a tu hijo… Pero, de repente, encontré la excusa perfecta: su ajedrez del centenario del Real Madrid. Con el sacrificio que hizo para reunir las piezas, ¡que estuvo un mes comprando El Pais…! Así que al día siguiente le llevé un peón… Al otro, un alfil…. Al otro, una torre…
Y él:
– ¿Pero no me puedes traer todas las fichas a la vez?
Y yo:
– Ah…es que como te hizo tanta ilusión reunirlas por entregas…
Y mi marido se hace el duro, pero también tiene sus sentimientos, ¿eh?. El otro día fui yo quien le pilló a él hablando con el niño fuera de horario, y con una voz de angustia decía:
-Hijo mío, mándame una croqueta!

Ahí me di cuenta de que me estoy pasando…Que hay un montón de experiencias nuevas que vivir con mi marido. Así es que voy a empezar a disfrutar de esta segunda luna de miel. Voy a ver si le animo y nos vamos juntos a llevarle la lavadora al niño. Y así el pobre prueba las croquetas, que está tan flaquito que parece que el que se ha independizado es él.

(Gracias Vlady)