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Categoría: Parejas

Ventosidades

Ventosidades

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Había una vez un hombre que tenia una loca pasión por las alubias blancas; las amaba, aún cuando siempre le producían situaciones embarazosas debido a estruendosas reacciones intestinales.
Un día conoció a una chica de la que se enamoró.
Cuando ya era una realidad que se casarían, el se dijo a sí mismo:
– Ella es tan dulce y tan gentil, que nunca aguantaría algo como esto.
Así que el tipo hizo el sacrificio supremo; y
abandonó para siempre las alubias blancas.
La pareja se casó y, algunos meses después, un día el tuvo un accidente de coche mientras iba de casa al trabajo y llamó a su esposa:
– Cariño, llegaré tarde; tendré que caminar muchos kilómetros hasta llegar a casa. De camino, se detuvo en una cafetería y no
pudo resistir la tentación… Pidió tres platazos de alubias blancas. Se pasó todo el camino a casa ventoseando cual motoretta tirando gases y al llegar a casa creyó estar lo suficientemente seguro de que había expulsado hasta el último gas intestinal.
Su esposa estaba muy contenta por su llegada y
agitada al verlo, exclamó:
– Mi amor, esta noche tengo una increíble sorpresa para cenar… Para su sorpresa, ella le vendó los ojos en la entrada de la casa y lo acompañó hasta la silla del comedor, donde lo sentó.
Justo cuando ella le iba a quitar la venda de la cara, sonó el teléfono.
Ella dijo:
No te quites el vendaje de la cara hasta que
vuelva de hablar por teléfono, por favor, cariño.Tomando en cuenta la oportunidad de su inasistencia, y sintiendo inesperadamente una
repentina e inaguantable presión intestinal, apoyó todo su peso sobre una de sus piernas y dejó escapar un pedo. No fue lo suficientemente ruidoso, pero tan oloroso que sólo lo soportaría el autor del mismo.

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