El sueño de toda mujer
De compras con las novias
Risa
Una pareja de novios salen a cenar, en el restaurante; El le dice a ella:
-Mira, la chica del vestido rojo me está sonriendo.
-¡Ya! La primera vez que te vi, yo también me moría de risa.
(Gracias Juan)
Embarazo
La novia muy contenta le dice a su novio:
Mi amor, estoy embarazada. ¿Qué te gustaría que fuera?
! Una broma !
(Gracias Juan )
Seductor
El resto de mi vida
-Amor, ¿puedo estar contigo todo el resto de mi vida?.
-Mira a mí no me vengas con amenazas, ¿te quedó claro?
(Gracias Tomás Dorán)
Dia feliz
-Mamá, mamá, ¿por qué la novia va vestida de blanco el día de su boda?
-Porque es el día mas feliz de su vida.
-¿Y por qué el novio va vestido de negro?
(Gracias Juan)
…
Anillo
Mantener a una familia
Manuel le dice a su futuro suegro.
– Hola, vengo a pedir la mano de su hija.
– ¿Y usted está en condiciones de mantener una familia?
– Sí señor, yo trabajo y sí, puedo…
– ¿Está seguro? ¡Mire que somos nueve!
(Gracias Angel)
…
La suma
Ventosidades
Había una vez un hombre que tenia una loca pasión por las alubias blancas; las amaba, aún cuando siempre le producían situaciones embarazosas debido a estruendosas reacciones intestinales.
Un día conoció a una chica de la que se enamoró.
Cuando ya era una realidad que se casarían, el se dijo a sí mismo:
– Ella es tan dulce y tan gentil, que nunca aguantaría algo como esto.
Así que el tipo hizo el sacrificio supremo; y
abandonó para siempre las alubias blancas.
La pareja se casó y, algunos meses después, un día el tuvo un accidente de coche mientras iba de casa al trabajo y llamó a su esposa:
– Cariño, llegaré tarde; tendré que caminar muchos kilómetros hasta llegar a casa. De camino, se detuvo en una cafetería y no
pudo resistir la tentación… Pidió tres platazos de alubias blancas. Se pasó todo el camino a casa ventoseando cual motoretta tirando gases y al llegar a casa creyó estar lo suficientemente seguro de que había expulsado hasta el último gas intestinal.
Su esposa estaba muy contenta por su llegada y
agitada al verlo, exclamó:
– Mi amor, esta noche tengo una increíble sorpresa para cenar… Para su sorpresa, ella le vendó los ojos en la entrada de la casa y lo acompañó hasta la silla del comedor, donde lo sentó.
Justo cuando ella le iba a quitar la venda de la cara, sonó el teléfono.
Ella dijo:
No te quites el vendaje de la cara hasta que
vuelva de hablar por teléfono, por favor, cariño.Tomando en cuenta la oportunidad de su inasistencia, y sintiendo inesperadamente una
repentina e inaguantable presión intestinal, apoyó todo su peso sobre una de sus piernas y dejó escapar un pedo. No fue lo suficientemente ruidoso, pero tan oloroso que sólo lo soportaría el autor del mismo.
…