Qué hago para adelgazar
– Doctor, ¿qué hago para adelgazar?
– Basta con que mueva la cabeza de
izquierda a derecha y de derecha a izquierda.
– ¿Cuántas veces?
– Todas las veces que le ofrezcan comida.
(Gracias Picche) …
– Doctor, ¿qué hago para adelgazar?
– Basta con que mueva la cabeza de
izquierda a derecha y de derecha a izquierda.
– ¿Cuántas veces?
– Todas las veces que le ofrezcan comida.
(Gracias Picche) …
Una mujer se lo hace estirar todo:
la nariz, la piel de la cara, etc…
Finalmente, el cirujano le pregunta:
¿Desea la señora algo más?
Si. Quisiera tener los ojos más
grandes y expresivos.
– Nada más fácil, señora.
Enfermera: traiga la cuenta, por favor.
(Gracias Picche) …
Una enfermera está empujando una camilla.
El paciente está palidísimo,
con cara de pánico total,
y le pregunta casi llorando a la enfermera:
– Por favor, ¿me podría llevar a urgencias?
– Ya le he dicho antes que no.
Si el doctor dice que a la morgue, es a la morgue.
(Gracias Picche) …
En el quirófano de un prestigioso centro médico se lleva a cabo una
complicada operación, cuando el jefe de cirugía irrumpe en la sala:
– ¡Detengan todo!
¡Detengan todo!
¡Ha habido un rechazo!
– ¿Qué rechazo?? -inquiere otro médico-
¿el riñón trasplantado o los injertos?
– ¡El cheque!
¡El cheque lo rechazaron porque no tiene fondos!
(Gracias Mercedes Gómez)
Doctor, quiero vivir muchos años.
-Fuma?, pues déjelo.
-Bebe?, pues solo beba agua.
-Come de todo?, pues coma solo verduras.
-Duerme con su mujer?, pues ponga dos camitas separadas. A su mujer ni tocarla.
…..Pero, doctor, eso me hará vivir más años?
-No, pero los que viva le van a parecer una eternidad.
(Gracias Puri)
En una ciudad de EE. UU. muere un eminente cardiólogo y
sus amigos y familiares deciden hacerle un grandioso y
pomposo funeral.
En medio de la Iglesia, y detrás del ataúd, se encontraba
un gigantesco Corazón todo cubierto de flores.
Terminado el servicio fúnebre y leído el responso, el
corazón se abre en dos y el ataúd se desliza suavemente
dentro del corazón al ritmo de una suave música…….
Una vez adentro, las dos puertas se cierran y el ataúd
desaparece de la vista de los presentes, encerrado para
toda la eternidad en el hermoso Corazón.
Se oye la risa de uno de los amigos del difunto.
Todos los presentes se dan vuelta para mirarlo y el señor
se disculpa diciendo:
«¡Perdón! lo siento mucho….estaba pensando en mi funeral; ¡soy ginecólogo!»
(Gracias Mercedes Gómez)